EL MURO DE SAN JUAN
Cuando las bocas callan las lágrimas hablan…
Por: Ervin San Juan
Hoy fui por ella; ha terminado su turno de 24 horas. Preguntar cómo le fue, no hace falta. El cansancio es notable, sus turnos últimamente cada vez son más cargados y desgastantes. Hay miradas que a algunos les inspiran para gritar un piropo, pero hoy sus ojos verdes me dan para escribir un libro; han grabado cada historia vivida de dolor, impotencia, frustración, agonía, en los pacientes que le toca atender. Llora inconsolablemente cuando alguno de ellos pierde la batalla ante el Covid-19…
Ha bajado de peso; el apetito se ausentó; las horas de descanso en casa no suplen lo necesario. Su rostro marca las largas jornadas; su estado de ánimo se esfumó. Extrañamos su sonrisa fresca; su alegría está en reserva, apagada. Es nuestra heroína por estar en el campo de batalla en la zona de alto riesgo, pero olvidamos que tiene corazón y sentimientos…
Hoy, al subir al vehículo, ese saludo quebrantado decía tanto, pero al ver sus ojos enrojecidos, cristalizados, sus lágrimas lo decían todo, pues mientras sus labios callaban, esa mascarilla recogía sus palabras del alma que brotaban de sus ojos verdes… A diferencia de las palabras, las lágrimas no mienten, no se pueden inventar. Verdades de lo que está pasando en el hospital se tornan evidentes, y aunque su boca calle, sus lágrimas lo gritan…