Es
urgente e improrrogable que hay que instituir en Guatemala verdaderos partidos
políticos, si de veras queremos mantener la prevalencia de la democracia en el
país y la participación de los guatemaltecos en los procesos electorales. Esto es
lo que se deduce del resultado tan accidentado de las Elecciones Generales
2019.
Con
el simple hecho de observar los resultados oficiales de las elecciones para la Presidencia
de la República se confirma la urgente necesidad de construir verdaderos
partidos políticos, con ideología, objetivos bien claros y con cuadros de
afiliados capaces de ocupar puestos públicos con la única intención de servir
al pueblo que los elija.
Queda
claro que a la fecha el partido político Unidad Nacional de la Esperanza (UNE),
les guste o no a muchos de nuestros lectores, es el único partido con una
estructura real, con bases y liderazgo local. Con una ideología socialdemócrata
y una lideresa profesional, con experiencia y capaz de hacer cambios en favor
de las grandes mayorías olvidadas del país.
Es
de subrayar, también, la incapacidad de aquellos que instituyen un partido
político con fines mezquinos donde los intereses solo alcanzan la nariz de los
fundadores. Amén de aquellos que cada 4 años hacen su agosto vendiendo casillas
a "candidatos" que nunca faltan, que con el dinero que tienen quieren
alcanzar el poder.
Otros,
dizque partidos, se valen de estructuras paralelas como las ex Pac, veteranos
de guerra o movimientos reivindicativos de derechos de los pueblos indígenas
para alcanzar pírricos resultados electorales. Obviamente, esos no son partidos
políticos, sino que grupúsculos dirigidos por quienes quieren el poder por la
fuerza.
Los
partidos políticos son los intermediarios entre la sociedad y el poder público;
son como un puente entre el poder político y el poder real que descansa en el
pueblo. Pero deben ser instituciones con normas internas, con espacios de
discusión y análisis, con liderazgos ganados por capacidad y no por plata, con
un aporte ideológico constante para formar una opinión pública veraz y
objetiva.
Los
partidos políticos deben ser verdaderos vehículos de cambio, formados por
profesionales, obreros, técnicos de ambos sexos, para que la conformación del
ente de derecho público sea heterogénea y fácilmente se puedan formar cuadros
completos para ocupar cargos en la administración pública, y sirvan para
sustituir con mucha facilidad a cualquier dirigente partidario.
Es importante que al concluir el proceso
electoral del presente año se inicie en el Congreso de la República la
discusión de las reformas pertinentes a la Ley Electoral y de Partidos
Políticos, que con una serie de inconstitucionalidades está vigente, en
perjuicio y amenaza al fortalecimiento de la democracia en el país.