Por: Abner Lucero Recinos / laPrensa

A pesar de que la expectativa de vida en Guatemala no es tan esperanzadora, pues según estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2018, los hombres tienen menores posibilidades de vida, con 70.4 años, y las mujeres aspiran a vivir 76.8 años, doña Genoveva Sabán Noj ya cumplió 103 años de existencia.
Aunque es un dato bajo, la cifra ha mejorado en los últimos
20 años, pues en 1990 la esperanza de vida de los guatemaltecos era un promedio
de 62.3 años.
Dentro de este marco de promedio de vida de los hombres y
mujeres en Guatemala, quienes han pasado los años de expectativas de vida se
convierten en personajes excepcionales en sus comunidades, sobre todo cuando,
como longevos, son cabeza de familias, desde hijos, nietos, biznietos y
familiares políticos a su alrededor.
Gracias a la líder comunitaria Elena Sian, del caserío
Candelaria, aldea Montufar, San Juan Sacatepéquez, Guatemala, descubrimos a una
de esas extrañas mujeres que nacieron, crecieron, se multiplicaron, pero aún
viven para contar la historia desde su perspectiva de vida.
Luego de saber del lugar, tomamos el camino hacia el
mencionado caserío, y tras recorrer 16 kilómetros partiendo de la cabecera
municipal de la villa de San Juan Sacatepéquez, dimos con la casa donde toda su
vida ha residido doña Genoveva Sabán Noj, que incluso sobrevivió el terremoto
de 1976.


A
la señora Sabán Noj, quien a la fecha tiene 103 años cumplidos, la encontramos
sentada en una silla en la puerta de uno de los cuartos de su casa de
habitación, situada en el caserío Candelaria, donde también nació en medio de
enjambres de temblores que sacudieron Guatemala entre los años 1916 - 1917
hasta el terremoto del 25 de diciembre de 1917, conocido también como el
terremoto de la Navidad.
Doña
Genoveva nació el 3 de enero de 1917 en el cantón Los Pirires del mismo
caserío, según su Documento Personal de Identificación (DPI), número 1884 52532
0101, y es viuda de Catarino Yup Chamalé(QEPD). Ella vive con su primera nieta,
Berta Yup Chamalé, en el lote 18, caserío Candelaria, aldea Montufar, San Juan
Sacatepéquez.
La centenaria madre Sabán Noj es una mujer muy respetuosa, pues
desde pequeña a ella la criaron y le enseñaron los valores morales y
espirituales en su casa, y ella los ha transmitido a sus siete hijos y ellos a
sus nietos.
Doña Genoveva tuvo siete hijos; ellos son: Juan, su primer
hijo, Teodora, Gerónimo, Candelaria, Josefina, Olivia y Felipe (QPED) de
apellidos Yup Sabán.
La
vivaracha anciana habla y entiende perfectamente el idioma cakchikel; sin
embargo, aprender el idioma español se le ha dificultado, por la edad y porque
está perdiendo el sentido de la vista y el oído.
A su edad, duerme bien, come dos veces al día, y de vez en
cuando cena, nos comentó su nieta, Yup Chamalé, quien la cuida en cada paso que
da la abuela.
Sabán Noj tiene más de 50 nietos y 35 bisnietos, además de
sus hijos; la mayoría de ellos residen en el caserío Candelaria.
A doña Genoveva, desde que era niña le ha gustado bailar; sin
embargo, desde hace un par de años ella ha decaído por diversas enfermedades,
pues padece de presión, pero su nieta se ha preocupado por su salud y la lleva
constantemente a la Unidad de Salud de esta Villa.


Tras sufrir un derrame hace dos años, ella ha perdido fuerzas
en la mitad de su cuerpo; muestra de ello es que ya no puede ponerse de pie por
sí sola. A los 97 años empezó a perder la audición, dijo su nieta.
Juan Yup Sabán, quien es el primer hijo, nos cuenta que él
emigró, cuando tenía 18 años, a La Democracia, Escuintla, con el fin de
sembrar. Yup recuerda que luego del terremoto de 1976 él regresó. La casa en la
que vivía doña Genoveva se había destruido. También comenta que, tras la muerte
de su padre, él se encargó de sus seis hermanos y de su madre.