La vuelta a la competición del Bayer Leverkusen reafirmó la figura de Kai Havertz, la diferencia con dos testarazos y dos goles entre el triunfo de su equipo, que insiste en la Liga de Campeones, y la derrota del Werder Bremen, que sigue en su particular estado de alarma: penúltimo, en descenso y con diez derrotas en sus últimos doce duelos (1-4).
Fue el cierre de la primera jornada de la "nueva" normalidad de la Bundesliga. De los partidos a puerta cerrada; los estadios vacíos; las distancias impensables no hace mucho en la celebración de los goles; las designaciones de los árbitros el mismo día del encuentro -antes se hacía con dos días de antelación- por la dos pruebas del covid-19 a las que se someten cada semana, una de ellas la jornada previa al partido; los test regulares a los jugadores; la limitación de 300 personas en el estadio; la salida al campo con distancia; los cinco cambios; las mascarillas de los suplentes, separados por tres asientos entre unos y otros y en las gradas, no en los banquillos; las voces perceptibles sobre el terreno de juego...
De los nueve equipos que han ejercido como locales en esta jornada sin público, sólo uno, el Borussia Dortmund, ha ganado en casa.
Hay nuevas circunstancias, pero el fútbol, en sí mismo, cuando la competición entra en juego, cuando hay tres puntos -esenciales para ambos- en disputa, no entiende de normas de separación ni de restricciones. Tampoco ha cambiado nada ni para el Bayer Leverkusen, con el chileno Charles Aranguiz, recién renovado hasta 2023, como titular, ni para el Werder Bremen, al menos en lo más transcendente en este deporte: los resultados.
Antes del parón, de la extensión del covid-19 por muchos puntos de Europa, el Leverkusen había ganado cuatro de sus últimos cinco encuentros. También venció este lunes. Y sigue quinto, dentro de la persecución de las plazas de la Liga de Campeones (el Leipzig, cuarto, suma un punto más que él). Antes del parón, el Werder Bremen había perdido nueve de sus once duelos más recientes. También fue derrotado este lunes. Es penúltimo en la tabla.
Y Kai Havertz sigue en racha. La detuvo el parón de la competición. Y la retomó en la reanudación. Dos goles marcó el referente e interesante futbolista de 20 años del Leverkusen, este lunes como delantero. Y como tal en una posición menos habitual, descubrió también una cualidad menos evidente: el juego aéreo. Dos cabezazos suyos doblegaron al Bremen.
Al primero, el 0-1 en el minuto 27, a centro de Diaby, aún tuvo capacidad de respuesta el conjunto local, que empató en un saque de esquina rematado por Gebre Selassie instantes después, en el 30; al segundo, en el 33, el 1-2, ya no hubo contestación. Menos aún después, cuando a la hora de encuentro sentenció Weiser con el 1-3 en un contragolpe. Demirbay agrandó el triunfo con el 1-4 en el 78.
Nunca antes se había jugado sin público en el Weserstadion de Bremen hasta este lunes. Ni, por extensión, jamás se había sentido una sensación igual sobre el césped de este estadio con capacidad para 42.000 espectadores, que se llena casi siempre; más aun en la delicada situación del Werder, un histórico con unos apuros indudables, a cinco puntos de la promoción... Y a nueve de la permanencia.
Fue el último equipo en retomar los entrenamientos, por eso se jugó su duelo este lunes, y además sufre bajas, entre ellas Claudio Pizarro, fuera de la reanudación del torneo por una distensión muscular sufrida en un entrenamiento de esta semana. El siguiente choque ante el Friburgo ya estará listo, según las previsiones que maneja el cuerpo técnico del Bremen.
En el Leverkusen, mientras, se estrenó un chico con 17 años recién cumplidos: Florian Wirtz. Jugó una hora de partido.