Por: Historiador Leonel Martínez Ortíz
A través del estudio de la
historia de cualquier país, en nuestro caso Guatemala, se genera una verdadera
identidad ciudadana y sobre todo conocimiento para no cometer los errores y
horrores del pasado, que es precisamente historia.
Sirve también para encontrar
una base y solucionar los problemas sociales, que abundan y se originaron
casualmente durante el desarrollo de nuestra historia, que en realidad es poco
conocida, sobre todo por las nuevas generaciones.
Justamente la historia no es bien
contada a los niños y jóvenes, en todos los niveles educativos por el
desconocimiento de los mismos profesores, según algunos estudiosos reales de
esta importante materia, la historia.
Cabe entonces hablar de este
tema, en un mes de septiembre, para reflexionar si verdaderamente celebramos el
mes patrio.
Según investigaciones, hemos
establecido que el 15 de septiembre de 1821 se firmó el acta provisional de
Independencia, por el que las provincias del reino de Guatemala se separaron políticamente
de España, para anexionarse, a los pocos meses, al imperio mexicano.
Fue hasta el 1 de julio de 1823 que se firmó la verdadera independencia de Centroamérica, luego de que dejamos de ser parte del imperio de Agustín Iturbide.
Así como esto, muchos
acontecimientos históricos han quedado relegados al olvido. En la historia de
lo que ahora es Guatemala, falta enaltecer hechos y personajes que han moldeado
con sus acciones la realidad actual, como los reyes mayas Hasawa Chan K´awil y
Kaka Tiliw Chan Yoat. Otro tanto sucede con el acontecimiento ocurrido el 1 de
julio, o primero de julio de 1823.
Otro ejemplo de la falta de
conocimiento de muchos es la historia de “La Granadera”, esa bella melodía que
adoptaron los centroamericanos luego de que, en 1951, los gobiernos de
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica crearon la
Organización de Estados Centroamericanos (ODECA).
En 1971 se decidió tener un
himno para ser interpretado en los actos oficiales, entonces se adoptó “La
Granadera” como himno de la Organización de Estados Centroamericanos. La música
es la de un antiguio canto patriótico centroamericano. La letra es del escritor
hondureño: Rómulo Ernesto Durón. Pinceladas
de nuestra historia.