Por: Josselyn Villavicencio
El caserío
Santa Rosa, aldea Estancia Grande, está ubicado a 25 kilómetros de la cabecera
municipal de San Juan Sacatepéquez, al norte del país, camino hacia Baja
Verapaz, con grandes necesidades y en espera de que las autoridades municipales
se preocupen por hacer obras aquí, y no solo lleguen en época de elecciones a
pedir votos.
La comunidad se
compone de al menos 70 familias, en su mayoría humildes y de bajos recursos,
quienes cada día buscan formas diferentes para superarse. La principal fuente
económica es la agricultura, que les provee sus propios alimentos día a día,
según Angelina Ajvix, del Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural
(Cocode) del lugar.
Ajvix mencionó
que por parte del Gobierno las familias más vulnerables reciben ciertos
beneficios, como: tarjetas que pueden canjear en tiendas de beneficio y bolsas
alimenticias por cada uno de sus hijos que están estudiando en primaria, lo
cual ayuda a mantener a los niños saludables, ya que el sueldo de sus esposos
es bajo.
Algunos padres
de familia inician labores entre las 2:00 y las 4:00 de la madrugada, en la
agricultura; otros que han obtenido conocimientos en albañilería viajan a diario
hacia la capital, para recibir mejor paga y así brindarles a sus hijos un mejor
futuro.
La
educación es vital en cualquier comunidad
“Santa Rosa
cuenta con una escuela de educación primaria, en la cual se imparten clases
matutinas a niños mayores de 6 años de edad. El establecimiento cuenta con
cuatro salones, y anualmente asiste un promedio de 100 alumnos”, indicó Glenda Yup,
directora y maestra de la entidad.
Además, desde
hace dos años se construyó el Instituto de Educación Básica Municipal, para
brindar más conocimiento a la población y crear mejores oportunidades. Pocos
jóvenes asisten a clases después de la primaria, porque su prioridad es llevar
alimentos al hogar. Según el director, Kleyder Alvarado, este año, dos alumnos
de primero, seis de segundo y tres de tercero básico decidieron pausar sus
estudios por la pandemia de la COVID-19.
Religión
La comunidad
es bastante devota. Cuenta con tres iglesias, dos de ellas evangélicas y una
católica, donde las familias asisten según los horarios establecidos, ya sea
por las noches o fines de semana. “Las personas buscan pasar un momento de paz
y hablar de sus creencias religiosas para alimentar su alma”, comentó Pedro
Charvac, presidente de la iglesia católica.
Pedro dio a
conocer que la iglesia se ha ido construyendo con pequeñas colaboraciones de
sus asistentes, y dependiendo de las posibilidades del contribuyente. “Aún
falta gran parte de la construcción; sin embargo, es muy importante para ellos,
su gente, unión y actividades que llevan a cabo”, detalló.
Palabra Miel es
otra de las iglesias, donde Gavino Chic, ministro de la misma, comentó: “Cada
noche tenemos servicios de al menos una hora, en los que cantamos alabanzas que
nos hacen tomar conciencia de nuestras acciones. Así, nosotros, siendo muchos,
somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”.
Fiestas
patronales y su convivencia
Eulalia Tezén,
representante de la iglesia católica, expresó: “Nuestro patrono es Francisco de
Asís, quien nació con el nombre de Giovani di Pietro Bernardone, en Asís,
Italia, y quien muestra sencillez y pobreza; reconstruyó iglesias, cuidó de
leprosos y trabajó para personas humildes mientras expandía el cristianismo”.
Cada 4 de octubre,
varias familias se visten de fiesta por San Francisco de Asís, quien es
considerado protector de los animales. Se hacen vigilias y actividades en la iglesia,
con trajes y flores; música, comida y plegarias. Se hace una convocatoria de
alimentos y productos para entregarlos a las familias más necesitadas que se
reúnen.
Transporte
y vías de comunicación
“Aquí se puede
sentir paz por estar rodeado de tanta naturaleza; sin embargo, las calles y
transporte son un problema para la población, más en época de invierno, cuando
ocurren muchos derrumbes en el caserío y toda la calle hacia San Juan
Sacatepéquez. En la mayoría de ocasiones se queda deshabilitado el paso, y
muchas de las personas que habitan aquí transportan alimentos para vender”,
expresó Angelina Ajvix, del Cocode.
Los miembros
del Cocode dan a conocer que los buses han estado escasos a pesar de la
apertura del transporte público, por lo que es complicado viajar. Además, el
pasaje por el momento es de Q20 si se utiliza bus extraurbano y Q15 si es un
microbús. A las personas que viajan a diario no les queda mucho al final, cuando
se tiene un trabajo informal.