Una antigua tradición señala
que en la Anunciación-Encarnación de Cristo, la Virgen María usaba un velo, que
también habría vestido al ir “sin demora” a ayudar a su prima Isabel. Esta
reliquia se conserva en un importante templo y originó la fiesta de la
Visitación que la Iglesia celebra cada 31 de mayo.
Este velo o manto de la
Virgen es llamado “maphorion” u “omophorion” (del griego omos = hombro y
espalda). Se conservó en Jerusalén hasta que fue llevado a Constantinopla, en
el actual Estambul (Turquía) en el año 472 d.C. por Galbios y Candidos, dos
ciudadanos romanos de la clase aristocrática de los patricios.
El velo se mantuvo en el
Santuario de Balcherne, en Estambul, y luego pasó a una capilla adjunta llamada
“Santa Soros”. En junio del 619 la
reliquia fue escondida ante una incursión de bandidos. Sería devuelta al
santuario el 2 de julio del mismo año, una fecha que se convirtió en una
celebración mariana, y en una fecha clave, como se verá más adelante.
Según el sitio web
patrimonial del Ministerio de Cultura de Francia (POP), en el 792 el emperador
oriental Constantino V envió el llamado velo de la Virgen a Carlomagno. Luego
la reliquia pasó a manos del abad de “Aix-la-Chapelle” (Alemania). Finalmente,
en el 876, fue confiada por Carlos el Calvo a la Catedral Notre-Dame de
Chartres, ubicada al sur oeste de París. Tras el año 1000 el velo fue puesto en
un relicario que se mantuvo cerrado por mucho tiempo. La gente se olvidó cómo
era y se le empezó a llamar “chemise” (camisa). Por ello es que la propia
Catedral de Chartres la llama “Sancta Camisia”.
Según datos oficiales de
1712, se descubrió que era una tela de 2 metros y 12 centímetros de largo por
46 centímetros de ancho. Así se mantuvo hasta que en plena época de la
Revolución Francesa, en 1793, fue cortada y repartida, en 1809, el entonces
Obispo de Chartres, Mons. Jean-Baptiste-Joseph de Lubersac, reunió varios de
los retazos. El más grande se conserva en la Catedral de Chartres dentro de un
nuevo relicario. Otro pedazo de 25 x 13 centímetros está en la capilla de
Vendôme (al sur de Chartres), mientras que los fragmentos más pequeños están en
los archivos diocesanos.
La POP precisó que un
peritaje del “Musée des Tissus de Lyon” (Museo del tejido de Lyon) en 1927
determinó que lo que la tradición llama el velo de la Virgen se asemeja a los
que usaban las mujeres en la cabeza a inicios de la era cristiana en oriente.
Antiguamente, el 2 de julio
se celebraba “la fiesta de la ‘Deposición en la basílica de Santa María de las
Blanquernas de la santa Túnica de la Theotokos’”. En esta festividad se leía la
lectura bíblica de la Visitación. Cabe precisar que el templo de las
Blanquernas es el santuario de Balcherne, donde según Santi e Beati estuvo el
velo de la Virgen. Ambas fuentes también
concuerdan en que los franciscanos adoptaron esta festividad y la convirtieron
en la memoria de la Visitación en el año 1263.
El Papa Urbano VI, en 1389,
la oficializó para el 2 de julio y el Concilio de Basilea, en 1441, la confirmó
para toda la Iglesia. Con el Concilio Vaticano II y el nuevo calendario
litúrgico pasó a celebrarse cada 31 de mayo.