El Papa Francisco instó este
lunes 5 de junio a reflexionar sobre el
uso del dinero y sobre el mal que hace una economía “insana”.
“En el pasaje del Evangelio,
cuando Jesús dice que no se puede servir a dos señores: o se sirve a Dios, a un
Señor, o se sirve –y yo esperaba que dijera: al diablo, pero no dice “al
diablo” dice: “al dinero”. O sirves a Dios o sirves al dinero. Peor que el
diablo”, anotó el Papa Francisco este 5 de junio, al recibir en el Vaticano a
los miembros de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, que celebran en
estos días el 30o. aniversario de su creación.
“Tenemos que buscar lo que
Jesús quiere decir con esto: hay un mensaje. O sirves a Dios, o eres siervo del
dinero. No eres libre”, añadió el Santo Padre durante la audiencia a la
fundación que promueve el conocimiento de la doctrina social cristiana y la
información sobre las actividades de la Santa Sede entre personas cualificadas
para su compromiso empresarial y profesional en la sociedad.
"En la exhortación
apostólica Evangelii gaudium –explicó por otro lado el Papa Francisco– quise
advertir sobre el peligro de vivir la economía de manera insana”.
El Sucesor de Pedro subrayó
que muchos de los miembros de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice
“trabajan en el ámbito económico”. Por eso, “saben bien lo beneficioso que
puede ser para todos un modo de imaginar la realidad que ponga a la persona en
el centro, que no menosprecie al trabajador y que busque crear el bien para
todos”.
"Nadie se salva solo y
el redescubrimiento de la fraternidad y de la amistad social es decisivo para
no caer en un individualismo que hace perder la alegría de vivir", explicó
el Pontífice.
Para que la comunidad se
convierta realmente en un lugar donde los débiles y los que no tienen voz
puedan sentirse acogidos y escuchados, lo que se necesita de todos es ese
ejercicio que podríamos llamar ‘hacer espacio’. Cada uno retrae un poco su
propio ‘ego’” para que “el otro exista”, añadió.
“Pero esto requiere que el
fundamento de la comunidad sea la ética del don y no la del intercambio”,
acotó.
“Pensar y actuar en términos
de comunidad es dar espacio a los demás, es imaginar y trabajar por un futuro
en el que cada uno pueda encontrar su lugar y tener su sitio en el mundo. Una
comunidad que sepa dar voz a los sin voz es lo que todos necesitamos”, concluyó
el Papa Francisco.