Un alto el fuego inmediato en todos los
frentes, para dar espacio a la diplomacia y al diálogo. Fue la exhortación de
la su santidad, quien elevó de nuevo su voz para recordar que la guerra es
siempre una derrota, y para pedir una vez más que se haga todo lo posible para
lograr la paz en la región.
Estoy cerca de todas las poblaciones afectadas
de Palestina, Israel y Líbano, donde pido que se respeten las fuerzas de paz de
la ONU. Rezo por todas las víctimas, por los desplazados, por los rehenes que
espero sean liberados inmediatamente, y espero que este gran inútil sufrimiento
generado por odio y venganza termine pronto.
Hermanos y hermanas, la guerra es una ilusión,
es una derrota, nunca traerá la paz, nunca traerá la seguridad; es una derrota
para todos, especialmente para aquellos que se creen invencibles. ¡Basta, por
favor!
El obispo de Roma dirigió también su pensamiento a Ucrania e hizo un apremiante llamamiento a la comunidad internacional, para que no se deje “morir de frío” a los ucranianos. Cesen los ataques aéreos contra la población civil, que siempre es la más afectada. ¡Dejen de matar inocentes!, expresó.