La procesión de la consagrada imagen de la Preciosa Sangre de Cristo de San Juan Sacatepéquez, Guatemala, recorrió las calles del municipio este domingo 23 de marzo, luego de salir de la Parroquia de San Juan Bautista a las 3 de la tarde.
Las andas procesionales que fueron cargadas en hombros
por fieles devotos llevaron este año el lema “Amor por siempre a ti, Dios del amor”,
extracto de un canto eucarístico que nos hace reflexionar sobre el amor, no
solo a nosotros mismos, sino también al prójimo, expresado a través de Dios,
dijo un miembro de la hermandad.
La alegoría, según la asociación, fue elegida en los
meses de octubre y noviembre. Las andas lucían una decoración vistosa, como el
vitral que tenían en la parte de atrás, que contaba con los tres corazones de
la Sagrada Familia. En la parte frontal se observó un vitral más, en el que se
encuentran cuatro personajes importantes que se dedicaron a servir a Dios sin
recibir nada a cambio.
Asimismo, llevaban un valle con distintos tipos de
flores, lo cual simbolizaba el crecimiento de nosotros mismos para acercarnos a
Dios y cumplir la voluntad divina. Las palomas también fueron parte de las
andas; una de ellas representaba el Jubileo de este año, y otra, los 25 años de
consagración de la imagen, informaron los organizadores.
Y en el centro de las andas fue colocada la consagrada imagen
de la Preciosa Sangre de Cristo. Los miembros de la hermandad mencionaron que
se estuvieron preparando para este día, desde agosto del año pasado, ya que,
por el tamaño y diseño de la imagen, ellos trabajan de manera distinta a las
demás hermandades.
Ante esto, la hermandad también informó que en noviembre
de este año, la consagrada imagen de la Preciosa Sangre de Cristo estará
cumpliendo 25 años de ser consagrada en San Juan Sacatepéquez.
En esta actividad no pudo faltar la participaron de
cientos de feligreses. También, los vecinos que residen en los lugares donde
recorrió el cortejo procesional, que iluminaron y adornaron el frente de sus
hogares; además, se dedicaron a la elaboración de alfombras, como acto de fe,
devoción y agradecimiento.