Que esta corrección
hecha por el doctor Edwin Asturias al ministro de Economía, Antonio Malouf, nos
sirva de ejemplo para que no nos metamos a opinar acerca de temas que no son de
nuestro conocimiento ni dominio, simplemente por salir del paso o para hacer
creer que somos sabelotodo.
“Guatemala, al igual
que Argentina y México, tiene todas las capacidades para producir la vacuna
rusa contra el coronavirus, Sputnik V”, dijo el ministro de Economía, Antonio
Malouf, en una entrevista con un medio de comunicación de Rusia.
Ante dichas
declaraciones, el doctor Edwin Asturias, quien fungió como titular de la
Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia COVID-19 (Coprecovid),
aclaró:
“La última vez que en
Guatemala se produjo una vacuna fue la BCG, en 1980, por el Ministerio de
Salud. Hoy tenemos tanta capacidad de producir vacunas, como de mandar a un
hombre a la Luna. La ciencia no es poción de brujas; es inversión educativa, sin
diplomas falsos”, explicó.
Su explicación tuvo la
respuesta del titular del Mineco, quien mencionó: “Anda entrenando para ir a la
Luna, Edwin. Yo hice mi tarea, y sí hay dos laboratorios que pueden. ¿Será que
vivir mucho tiempo en el extranjero te hace perder la perspectiva de lo que
somos capaces?”.
“Tony, con todo
respeto, producir una vacuna y asegurar su calidad para ser certificados le ha
llevado a potencias varios años. Argentina y México tienen 50 años de
experiencia, y aun así no producen solos, maquilan. Yo tengo mis pies en la
tierra, no necesito ir a la Luna”, le respondió el excomisionado.
Estamos seguros de que
el doctor Asturias nunca se atrevería a hacer afirmaciones relacionadas con la
economía del país, porque no es su especialidad, su campo, y no domina ese
tema, mucho menos diría que la balanza comercial entre Rusia y Guatemala es muy
favorable a Guatemala. Pero, “cosas veredes, Sancho amigo”, le dice el Quijote
a su compañero de viaje.
Que este enfrentamiento
o cruce de palabras nos sirva, entonces, como una lección para todos,
principalmente para aquellos que se creen todopoderosos, que tienen que
aprender que todos somos capaces en lo que estudiamos, aprendemos, y nos hemos
especializado para trabajar y servir a nuestra sociedad. “Zapatero a tus
zapatos”.