Las elecciones generales en Guatemala se dan en un momento crucial para nuestro país, con falta de líderes encabezando los partidos políticos, pero con mucho acomodamiento y sin una clara convicción de qué realmente queremos para Guatemala; sin embargo, tendremos que afrontar la situación con lo que hay, con lo que se puede y se tiene.
La noticia de la no inscripción del binomio del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) por la falta de finiquito que aducen las autoridades del ente electoral, y el caso de Jordán Rodas, que en el sistema de controles de la Contraloría General de Cuentas (CGC) le aparecen cargos jurídicos y denuncias, denota la obstaculización para la participación real de los ciudadanos en los comicios generales.
El MLP ha presentado recurso y ahora ya se han hecho impugnaciones a las candidaturas. Cabal, de Mulet, se fue contra la inscripción de Zury Ríos, y Todos, de Felipe Alejos, presentó recurso en contra de la inscripción de Sandra Torres. Un particular presentó recurso contra Cabal, pero según la ley debe ser un partido el que presente el mismo, y, sin duda, más impugnaciones se sumarán en los próximos días, según se percibe.
Pero de lo que pase y se resuelva en esta etapa electoral dependerá mucho el futuro y el ambiente de las elecciones en marcha, y por eso es clave que tanto el Registro de Ciudadanos como el Pleno de magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) fundamenten sus decisiones más importantes, porque la mínima confianza que existe en el proceso se puede sublimar en segundos.
El Registro de Ciudadanos no entró a los debates jurídicos de aquellas campañas que lo ameritan, y eso le tocará ahora al Pleno del TSE, por eso es muy importante que la fundamentación sea clara, porque para aceptar la invalidación de un finiquito basta una denuncia y cargos.
Ahora todo el mundo se pregunta quién va a ganar la elección, y nadie puede siquiera hacer muchos escenarios, porque, al final, no se sabe quién va a participar. La campaña electoral, sobre todo la publicitaria, es demasiado corta y los empujones, zancadillas y codazos estarán a la orden del día y por eso, en medio de lo complicado que tenemos todo, es más sana la participación que la eliminación dudosa de candidatos.
No estamos acostumbrados a eso, pero las urnas y el sufragio de las personas son el último deseo de voluntad de los ciudadanos que acuden a emitir su voto con la esperanza de que este año sí sea diferente y cada proceso que pasa sin que las cosas cambien, incide en la apatía electoral de los guatemaltecos.
Si las autoridades no dan la impresión de que medirán con la misma vara o de conformidad con la ley, el proceso eleccionario se verá más afectado y el riesgo que tenemos es que los grupos que desean meter sus manos de lleno en el mismo se sientan a sus anchas para pensar en otras cosas que incluyan el mismo día del evento electoral, es decir, el 25 de junio.
Nos damos cuenta de lo complicado que es dejar los vicios del sistema sin atenderse y debatirse, y nos confirma que quienes en el Congreso se hacen llamar “reformistas”, en realidad son “conformistas” que se terminan acomodando al sistema, con sus asesores y sus pequeñas cuotas haciendo lo necesario para no incomodar a sus patrones, toda vez que tengan sus beneficios. Se creen que pueden vivir en el mundo de los más fuertes.
