El Papa Francisco escribió
un mensaje dirigido a los participantes de la escuela de verano de Astronomía y
Astrofísica del Observatorio Vaticano, conocido también como Specola, a quienes
animó a no dejar de “sorprenderse” ante la grandeza del universo.
En el escrito, difundido
este martes 20 de junio desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Santo Padre destaca el asombro que provocan
“los grandes descubrimientos sobre el universo que los astrónomos nos ofrecen
estos días”.
Recordó “las maravillosas”
imágenes enviadas desde el nuevo telescopio espacial James Webb, y afirmó que,
una vez que entre en funcionamiento el Observatorio Vera Rubin, "esperamos
ver cómo el universo sigue expandiéndose y cambiando ante nuestros ojos”.
Más tarde, remarcó que “la
inmensidad del universo siempre ha sido una fuente de asombro para la
humanidad. Su tamaño puede resultar abrumador, incluso aterrador”.
A continuación, explicó que
su esperanza es que los estudiantes de astronomía no se conformen “con los
resultados de su investigación hasta que no hayan tenido también la experiencia
de sorprenderse”.
“Y aunque estén mirando la
realidad a través de la ventana de la astronomía, asegúrense de no descuidar
las otras ventanas que pueden mostrarles otras realidades importantes, como la
compasión y el amor, realidades que sin duda están encontrando también en las
amistades que están formando en estos días”.
Para el Pontífice, “quizá lo
más asombroso de este universo es que contiene criaturas como nosotros, hombres
y mujeres que poseen la capacidad de observarlo con asombro y de interrogarlo”.
Por ello, les animó a no
perder nunca el sentido de sorprenderse y maravillarse, tanto en sus investigaciones
como en sus vidas: “Que se sientan siempre inspirados por el amor a la verdad y
asombrados por todo lo que cada fragmento del universo pone ante vosotros”.
Veinticuatro estudiantes de
más de veinte países se reúnen esta semana en la escuela de verano de
Astronomía y Astrofísica del Observatorio Vaticano.
Las jornadas tienen lugar en
la sede del Observatorio Vaticano, en los jardines papales de Castel Gandolfo,
a las afueras de Roma (Italia), hasta el 30 de junio.