La lideresa visitó Ginebra para denunciar ante diferentes
instancias de las Naciones Unidas los abusos de la empresa, el estado de los
procesos judiciales que lleva en Canadá y en Guatemala y las amenazas,
intimidaciones e incluso el atentado que sufrió como consecuencia de su labor
como defensora de los derechos humanos y ambientales.
En entrevista
exclusiva con CERIGUA,
Choc aseguró que, aunque el proceso en Canadá avanza lentamente, tiene fe “en
que más adelante resulte, porque todo ser humano tiene derecho a la vida y en
este caso se la quitaron a un hermano nuestro, a un padre, a un esposo; vamos a
ver si esa demanda prospera en Canadá, porque de la justicia de mi país no
espero nada”, dijo.
Durante su
visita a Ginebra, Choc se reunió con representantes de expertos de la ONU, como la
relatoría sobre defensores de derechos humanos, la de libertad de reunión y la
de los derechos de los pueblos indígenas; de igual manera, dialogó con la
sección para las Américas de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y con la
Comisión Internacional de Juristas.
Adicionalmente,
Choc expuso su caso ante el Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre Empresas
y Derechos Humanos, en donde también participó como panelista en un evento
paralelo, y denunció, el pasado 24 de octubre, los atropellos de la empresa
contra su comunidad en el marco del examen de Canadá ante el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
Con respecto
a sus gestiones ante las Naciones Unidas, Choc dijo a CERIGUA tener la expectativa de que su caso
“sea resaltado” en Canadá “porque nos hemos dado cuenta de que sus empresas en
nuestros países han incumplido los Principios rectores de la ONU sobre empresas y derechos humanos”.
“Espero que
lo que estamos haciendo aquí sea una presión fuerte; sé que no va a ser bien
visto por el Estado de Guatemala y por las ONG que apoyan
a la empresa, y sé que estoy en riesgo al regresar; sin embargo, la lucha en
defensa de nuestros derechos continúa hasta donde Dios me permita la vida”,
añadió la activista, quien es consciente de que la persecución de la que es
víctima está motivada por su labor como defensora de los derechos de las
mujeres indígenas.
“Años atrás
yo no les prestaba atención a esas amenazas, no las creía”, continuó Choc,
“pero el pasado 17 de septiembre sí sentí miedo: eran las 12:10 de la noche y
hubo una balacera en mi casa, en donde estaba con dos hijos; tiraron a donde
estaban ellos, escuché todo, me tiré al piso y no me podía levantar; luego
arrancaron como dos motos y oí una risa que se alejaba, pero no me podía
levantar porque tenía mucho miedo”.
“Al día
siguiente nos tuvimos que desplazar del lugar, que es lo más doloroso que estoy
viviendo, porque tuve que salir de mi comunidad”, dijo la defensora de derechos
humanos, quien además precisó haber puesto estos hechos en conocimiento de las
autoridades y manifestó su preocupación por no contar con apoyo económico de
ningún tipo.
Débora
Yancoba, psicóloga de profesión y representante del Equipo de Estudios
Comunitarios y Acción Psicosocial, quien acompaña a Angélica Choc en Ginebra,
confirmó el daño psicológico que ha sufrido: “ella está pasando por una
situación emocional muy difícil; su caso, en Guatemala, está en fase de debate
oral y público, pero de público no tiene nada”.
Yancoba dijo
a CERIGUA que no cree que vaya a haber avances
en el litigio doméstico: “El Estado guatemalteco protege a las empresas por
intereses económicos y políticos, y no podemos hacer más que confiar en que la
justicia va a hacer su trabajo; las denuncias de atropellos a defensores de los
derechos humanos no tienen avance, pero cuando son las empresas las que
denuncian a un líder comunitario, esos casos sí prosperan e incluso ha habido
sentencias”.
Sobre el
proceso contra la empresa que tiene lugar en Canadá, Yancoba se mostró más
optimista: “No perdemos la esperanza, ojalá que el caso pueda avanzar, con
apego a la ley, y que puedan garantizar que las mujeres accedan a la justicia y
a la reparación integral porque las mujeres no van tras una reparación
económica: lo que desean es que se garantice que esto no vuelva a ocurrir en
ninguna parte de Guatemala, dignificar su lucha y garantizar que sus hijos
puedan tener una vida digna, todo de una manera pertinente para ellos, en tanto
pueblos indígenas”.