Dr. Mario Armando Cabrera Márquez
Dentro de la coyuntura conflictiva provocada por las elecciones, afortunada
y especialmente para el Dr. Alejandro Giammattei, presidente electo, Guatemala
se posiciona en el primer lugar de la categoría “Mejor país para hacer
negocios, de acuerdo con la efectividad de costos”, según el fDi American
Cities (Prensa Libre, Hemeroteca); conforme informa y explica “el comisionado”
Víctor Manuel Asturias Cordón, referido en la cita.
Dicho resultado es congruente con la fortaleza del régimen económico y
social de Guatemala, definido en nuestra Constitución Política, que en su
artículo 118 conceptualiza los principios de nuestro régimen económico y social
fundados en la justicia social, normativa que obliga al Estado a orientar la
economía nacional para utilizar los recursos naturales y el potencial humano,
destinados a incrementar la riqueza y lograr el pleno empleo y la equitativa
distribución del ingreso nacional. Y he acá algo de suma importancia: CUANDO
FUERE NECESARIO, EL ESTADO ACTUARÁ COMPLEMENTANDO LA INICIATIVA Y LA ACTIVIDAD
PRIVADA, PARA EL LOGRO DE LOS FINES EXPRESADOS. Esa filosofía ESTÁ plasmada
y vigente en la Ley de Alianzas Público Privadas que desarrolla nuestros
estudios de posgrado y tesis doctorales con la cobija académica universitaria.
Dichas alianzas neutralizan por sí mismas a la corrupción y a la impunidad.
Con el mismo énfasis, el artículo 119 de nuestra Constitución define
como obligaciones fundamentales del Estado: a) Promover el desarrollo
económico, estimulando la iniciativa en actividades agrícolas, pecuarias,
industriales y turísticas; b) Promover la descentralización económica
administrativa; c) Adoptar las medidas, la conservación, desarrollo y
aprovechamiento de los recursos naturales; d) Velar por elevar el nivel de vida
de todos los habitantes, procurando el bienestar de la familia; e)
Fomentar y proteger la creación y funcionamiento de cooperativas
proporcionándoles la ayuda técnica y financiera necesaria;
f) Otorgar incentivos a las empresas industriales que se establezcan en
el interior de la República y contribuyan a la descentralización; g) Fomentar
con prioridad la construcción de viviendas populares, mediante sistemas de
financiamiento adecuados, a efecto de que el mayor número de familias disfruten
en propiedad; h) Impedir el funcionamiento de prácticas excesivas que conduzcan
a la concentración de bienes y medios de producción en detrimento de la
colectividad; i) La defensa de consumidores y usuarios en cuanto a la
preservación de la calidad de los productos de consumo interno y de exportación
para garantizarles su salud, seguridad y legítimos intereses económicos;
j) Impulsar activamente programas de desarrollo rural que tiendan a
incrementar y diversificar la producción nacional con base en el principio de
la propiedad privada y de la protección al patrimonio familiar. Dar al
campesino y al artesano ayuda técnica y económica; k) Proteger la formación de
capital, el ahorro y la inversión; l) Promover el desarrollo ordenado y
eficiente el comercio interior y exterior del país, fomentando mercados para
los productos nacionales; m) Mantener dentro de la política económica una
relación congruente entre el gasto público y la producción nacional, y n) Crear
las condiciones adecuadas para promover la inversión de capitales nacionales y
extranjeros. Esas son, entre otras, cualidades que Guatemala tiene para ser
encuestada como país ideal para invertir.
El tener Guatemala la mayor
economía de Centroamérica representa una oportunidad maravillosa para que las
compañías multinacionales accedan a un mercado pujante, lo que también le valió
el primer puesto. Empresarios extranjeros pueden crear y participar en alianzas
público privadas con el Estado, y en compañías guatemaltecas con herramientas
idóneas de comunicación. Asimismo, se conceptualiza que en Guatemala, los
principales impuestos son del 12% del IVA (impuesto al valor agregado) y entre
5% y 7% de los ingresos (impuesto sobre la renta) dependiendo el tipo de
negocio, sin que por ello sea “paraíso fiscal”. Con tales premisas,
sigamos confiando en que nuestro país de la eterna primavera seguirá
prosperando como país ideal para invertir. ¡Quien tenga oídos: que oiga!