El papa
Francisco pidió este domingo que llegue la paz a Ucrania arrastrada "por
una guerra cruel e insensata" y que los responsables de las naciones
"escuchen el grito de paz de la gente" y también "la pregunta
que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: ¿Vamos a poner fin a la
raza humana?".
Así lo dijo
en su tradicional mensaje tras la misa del Domingo de Resurrección que celebró
ante 50 mil personas, leído desde el balcón de la logia central de la fachada
de la basílica de San Pedro antes de la bendición Urbi et Orbi, y en el que se
refirió a la "incredulidad" que estamos probando con esta
"Pascua de guerra".
Francisco,
que hoy sí presidió la misa mientras que ayer no pudo oficiar la Vigilia por
sus problemas en la rodilla, lamentó que tras la pandemia "era el momento
de salir juntos de la mano" y, sin embargo, "estamos demostrando que
tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un
hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo".
Y su
llamamiento fue: "¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en
nuestras casas y en nuestros países!".
Y como
suele ser habitual en Pascua y en Navidad, Francisco aprovechó su mensaje para
hacerse eco de los numerosos conflictos que aquejan al mundo.
No nos
acostumbremos a la guerra
"Que
haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la
destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada. Que un
nuevo amanecer de esperanza despunte pronto sobre esta terrible noche de
sufrimiento y de muerte. Que se elija la paz. Que se dejen de hacer
demostraciones de fuerza mientras la gente sufre", aseveró Jorge Bergoglio
asomado al balcón en el que se presentó al mundo como papa el 13 de marzo de
2013.
Y rogó:
"Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir
la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles".
El
pontífice también pidió "para que los responsables de las naciones
escuchen el grito de paz de la gente y "que escuchen esa inquietante
pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: ¿Vamos a poner
fin a la raza humana o deberá renunciar la humanidad a la guerra?", como
se lee en el manifiesto Rusell-Einsten del 9 de julio de 1955 que los dos
científicos hicieron para pedir un desarme en vista del peligro nuclear derivado
de la Guerra Fría.
También el
pontífice mencionó "a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de
refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que
se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas".
"Tengo
ante mis ojos la mirada de los niños que se quedaron huérfanos y huyen de la
guerra. Mirándolos no podemos dejar de percibir su grito de dolor, junto con el
de muchos otros niños que sufren en todo el mundo: los que mueren de hambre o
por falta de atención médica, los que son víctimas de abusos y violencia, y
aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer", agregó.
Francisco
agradeció la acogida en Europa de los migrantes pero instó a "que el
conflicto en Europa nos haga también más solícitos ante otras situaciones de
tensión, sufrimiento y dolor que afectan a demasiadas regiones del mundo y que
no podemos ni debemos olvidar".
Paz en Medio
Oriente y el continente africano
Volvió como
todos los años a pedir la paz "en Oriente Medio, lacerado desde hace años
por divisiones y conflictos" y para que "los israelíes, los
palestinos y todos los habitantes de la Ciudad Santa, junto con los peregrinos,
puedan experimentar la belleza de la paz, vivir en fraternidad y acceder con
libertad a los Santos Lugares, respetando mutuamente los derechos de cada
uno".
El papa
también pidió la "paz y reconciliación en los pueblos del Líbano, de Siria
y de Irak" y para que Libia "encuentre estabilidad después de años de
tensiones" y que la tregua firmada en Yemen en los últimos días
"pueda devolver la esperanza a la población".
Y rogó para
que llegue "el don de la reconciliación" para Myanmar y para
"que se consigan calmar las peligrosas tensiones sociales" en
Afganistán.
Pidió que
se "acabe la explotación de la que es víctima" todo el continente
africano y "la hemorragia causada por los ataques terroristas,
especialmente en la zona del Sahel" y citó la crisis humanitaria en
Etiopía y la violencia en la República Democrática del Congo, donde tiene
previsto viajar a principios de julio.
También se
refirió "a América Latina que, en estos difíciles tiempos de pandemia, han
visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales, agravadas también
por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico".
El papa
concluyó recordando que "toda guerra trae consigo consecuencias que
afectan a la humanidad entera: desde los lutos y el drama de los refugiados, a
la crisis económica y alimentaria de la que ya se están viendo señales".
Y exhortó a
"no rendirnos frente al mal y a la violencia". "¡Dejémonos
vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es
la principal responsabilidad de todos!", concluyó así su mensaje pascual.