Cientos de personas, de
diversos lugares del país, llevan ofrendas florales que colocan en las orillas
de la laguna y rezan para pedir buenas lluvias para las cosechas del año,
durante “La rogativa de la lluvia”, una ceremonia que se realiza cada año en la
laguna del cráter del volcán Chicabal.
El volcán Chicabal es un
área protegida situada en el municipio de San Martín Sacatepéquez,
Quetzaltenango, además es uno de los
sitios sagrado mayas más conocidos e importantes de Guatemala.
Creyentes cuentan que los habitantes de la región solían usar el
agua de la laguna para actividades cotidianas. A causa de esto, la laguna se
movió de lugar para esconderse. Por ese motivo se cree que en la antigüedad
esta laguna se encontraba en un sitio al que se le llama Laguna Seca.
Los sacerdotes mayas
utilizaron su sabiduría y conocimiento para encontrar la nueva ubicación de la
laguna. Desde entonces se tiene prohibido utilizar el agua, por miedo a que se
vuelva a mover.
En este sitio, cada año y 40
días después de la Semana Santa, las personas acuden al lugar para participar
en ceremonias, las cuales son una forma de acercamiento y comunicación con el
creador y formador para pedir por la lluvia y a la vez pedir perdón por el
trato que se le dio a la laguna en la antigüedad.
En las ceremonias mayas que
se realizan en la Laguna de Chicabal son recurrentes los altares y las ofrendas
de flores. También se ameniza al sonido del tun y la chirimía, elementos que en
combinación con el bosque nuboso aportan misticismo a este lugar sagrado.
Quienes visitan el sitio
sagrado Laguna de Chicabal saben que está totalmente prohibido adentrarse en el
cuerpo de agua. Además de que se debe guardar discreción ante las ceremonias o
rituales que se realizan en el lugar.