Aunque se habla en
medios oficiales sobre las vacunas contra el COVID-19, que solamente el
Gobierno de la República los puede
comprar en el extranjero, por medio del Ministerio de Salud Pública, se oye en
corrillos de los hospitales que los hisopados y las vacunas ya los están
aplicando en centros asistenciales privados.
No se crea que los hisopados
y vacunas son baratos en los hospitales y centros de asistencia médica
privados. Se tiene información, aparentemente confidencial, de que los hisopados
lo más rebajado que cobran en los pueblos y zonas de la periferia de la ciudad
capital son Q700.00, con aquello de que todavía les dicen que es necesario
hacerles una segunda prueba, para su seguridad.
Si eso es lo que cobran
los sanatorios y consultorios médicos privados en los barrios populares y de
bajos recursos económicos, cuánto cobrarán en las zonas residenciales y de altos
recursos económicos, en donde viven las personas adineradas, que incluso pueden
viajar al exterior del país con toda comodidad para hacerse el hisopado y/o
vacunarse.
De acuerdo con
denuncias de vecinos de diferentes zonas de la ciudad, las vacunas en los
barrios pobres tienen un costo de Q3,000.00 al estricto contado, y se han dado
casos en los que muchas personas de la tercera edad inclusive han tenido que
empeñar sus casas para lograr vacunarse contra el COVID-19, en las zonas de
alta plusvalía y entre adinerados, imagínense cuánto puede estar costando una
vacuna.
¿Por qué cree usted,
amable lector, que estas cosas que parecen increíbles ocurren en Guatemala? Tenemos
entendido, y de acuerdo con los expertos, que por dos razones fundamentales y
muy prácticas: la falta de una amplia y correcta divulgación de lo que está haciendo
el Gobierno de Guatemala respecto a las vacunas y demás medidas para contener
la pandemia.
Los medios informativos
no llegan a todos los ciudadanos; hay muchísima gente que no oye radio y no ve
ni escucha la televisión; no leen periódicos, mucho menos ponen atención a los
noticieros del propio Gobierno; por lo tanto, es necesario que se utilicen los
medios de comunicación existentes para que el mensaje oficial llegue a todos
los guatemaltecos.
Cualquiera podrá
preguntarse cómo es que los hisopados y vacunas ya los están aplicando en los
centros asistenciales privados. Muy fácil, y no es nada nuevo. En múltiples
ocasiones se ha descubierto a empleados de los hospitales nacionales robando
medicinas, inclusive de hospitales del Instituto Guatemalteco de Seguridad
Social, esa práctica no ha desaparecido.
Por eso es que podemos
afirmar, con certeza, como lo puede comprobar cualquier ciudadano, que en los
centros de salud de los pueblos y zonas de la capital, los trabajadores de Salud
Pública se niegan a practicarles el hisopado a los pacientes que llegan a
solicitarlo; restringen horarios, o simplemente les dicen que si es para solicitar
trabajo no lo hacen, y ahuyentan a los interesados diciéndoles que madruguen al
día siguiente. En resumen, hace falta un verdadero control de parte de las
autoridades de Salud Pública.